El pasado jueves 24 de septiembre, en evento coordinado por Pilar Torres, fue presentado el libro “Hacia la Ciudad de la Misericordia. Rutas de pastoral urbana” cuya edición fue dirigida por Alberto Camargo, sacerdote y teólogo católico de la Diócesis de Engativá (Bogotá) y miembro del equipo bíblico Shemá de Kairos Educativo – KairEd. El libro cuenta, entre otros textos, además de Alberto, de Maricel Mena y Fernando Torres, de la memebresía de KairEd.
El libro fue presentado en la capilla de la Universidad Nacional y contó con la participación de aproximadamente 200 personas, la mayoría de ellas, allegadas a los procesos de pastoral y organización social urbana.
A continuación las palabras con las que Fernando Torres, de la coordinación de KairEd, participó en la presentación del libro.
¿Cómo llegamos a articular dos realidades tan distantes y extrañas entre sí como lo son la ciudad y la misericordia?
“Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia”
Lc 10,33
Para ahondar en la novedad que nos sugiere el libro “Hacia la Ciudad de la Misericordia. Rutas de pastoral urbana”, propongo situarnos en cuatro lugares:
1. Nuestra caminada bíblica
Desde la Divino Aflante Spíritu (Pio XII 1943), la escuela bíblica de Jerusalén y la publicación de la Biblia de Jerusalén en 1948, el padre Bea y el instituto bíblico de Roma, hasta la Dei Verbum (1965), la hermenéutica del amor eficaz de Camilo Torres (1965), la lectura popular de la Biblia en las CEBs a partir del impulso del documento de Medellín (1968), la resistencia eclesial en situación de catacumbas durante 40 años donde surge en América Latina los Círculos Bíblicos de Carlos Mesters en Brasil, la Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana RIBLA, los Cursos Intensivos de Biblia, las hermenéuticas específicas como la lectura feminista, ecoambiental, indígena, campesina, urbana, juvenil, afro….Desde tantos lugares, cuerpos y rostros donde hemos transitado la Palabra…
Desde esta caminada del Espíritu donde surge una lectura bíblica urbana popular encontramos el trabajo de Carmiña Navia en Cali, sus “Oráculos sobre la ciudad” y su libro “La ciudad interpela a la Biblia” (2000), la perspectiva del discipulado urbano en el proceso de las casitas bíblicas y en Villa Luz en Bogotá, los Patiecitos Bíblicos en Cartagena, la samaritanidad como foco del proceso sinodal arquidiocesano…
Es aquí donde podemos entender que lo extraño y distante como ciudad y misericordia se encuentren, se abracen y se re-elaboren mutuamente….
2. Nuestra entrada a la vida del pueblo…
La caminada nos fue mostrando una dinámica de interpretación de la vida a la Biblia y de la Biblia a la Vida, un vaivén permanente que rompió los esquemas del método histórico crítico y nos metió en las entrañas populares, las memorias, las luchas, los sueños, las fiestas, las mingas, las romerías, los santuarios, los fogones, los amores y los desamores, los llantos y clamores, también las alegrías, las celebraciones, los santos y las santas, los cánticos, la poesía, las sensibilidades, las diversas lecturas de la vida….y de la fe…la colorida diversidad popular…
Escudriñando los textos resultamos escudriñando la interioridad popular desde donde los textos comenzaron a decir cosas nunca antes dichas, escuchadas y meditadas…Entramos a nuestras casas y ahí encontramos tesoros escondidos que nos cambiaron la vida…las memorias de nuestros mártires, las historias de luchas fundacionales de nuestros barrios y de nuestras organizaciones, los testimonios de líderes y liderezas que sembraron lo que somos, las obras de arte de nuestros jóvenes, la medicina tradicional de nuestras abuelas y abuelos…
Entramos a nuestras capillas y lugares de oración con las devociones que nutren nuestra cotidianidad, los santos, las vírgenes, las medallas y estampas, las velas y las lágrimas sin fin que brotan desde lo profundo de nuestros dolores…
Entramos a esta capilla, la de Camilo, la de los estudiantes y el amor eficaz, junto con maría Cristina Salazar y Orlando Fals Borda cuyas cenizas nos acompañan desde el pórtico…Entramos y nos encontramos con nuestra alma…
Ambito acuoso, ámbito de la vida, ámbito uterial, kolpos del Padre como lo dice Juan en el prólogo del evangelio pronunciado en el griego koiné de los pobres, kolpos-útero del Padre, donde Jesús vive y mora, donde fluye toda la vida y toda la creación, la nueva creación, según el Apocalipsis…y ahí en este ámbito acuoso, la ciudad, la que nos impusieron los conquistadores la patriarcal, la colonialista, la autoritaria, la hacendataria, la tributarista, la estratificada, la que segregó el norte del sur… esa misma desde donde brotan los gérmenes del cambio, desde sus fronteras, sus periferias existenciales y sociales transitando hacia la espiralidad vital, hacia la unidad en la diversidad, hacia el tribalismo urbano que nos junta, hacia la ciudad sin indiferencia, la ciudad de la misericordia.
Al otro lado, en el páramo, los frailejones productores de agua, amenazados de muerte, de extinción, de odio humano…entrañas tutelares donde emerge la gente frayleón protectora, cuidadora, defensora del páramo, del agua, del territorio, del subsuelo, de las estrellas, la luna, el viento, el día, la noche…hijas e hijos de Sie-madre de las aguas- indicándonos el camino de lo urbano reconciliado con la naturaleza, con las aguas, con los humedales donde volveremos a ofrendar nuestras cosechas de flores, de cantos, de besos…
4. Nuestra salida
Jesús pone como mejor ejemplo de amor al prójimo a un samaritano. La palabra “movido a misericordia” viene del griego “εσπλαγχνισθη” cuyo significado es: “movido por compasión hasta la profundidad de sus entrañas”. Es el movimiento primordial que nos abre las entrañas hacia el dolor del otro, de la otra, del quien está asaltado, herido, abandonado, medio muerto en cualquier recoveco urbano. El samaritano “vino cerca de él” (κατ αυτον) literalmente “descendió sobre él” y lo cubrió de ágape social, de solidaridad entrañable, sanadora y salvadora…
La misericordia, nos mueve en com-pasión desde las entrañas hacia la restauración de la vida, nos obliga a salir de nuestra cómoda mismidad, del calor de nuestros hogares y apartamentos, de nuestros encierros y caparazones…salir al encuentro de nuestros prójimos y prójimas como reiteradamente nos anima el papa Francisco, y construir otra relacionalidad, la de seres humanas y humanos capaces de cambiar el rumbo de lo urbano a partir del principio misericordia.
Las Casitas Bíblicas son una expresión de cambio de rumbo donde lo urbano se construye a partir de lo humano, de samaritanidad vivida en la cotidianidad, de amor comunitario que incluye lo diverso, lo perdido, lo ignorado…indicando un rumbo pastoral en la ciudad, aquel que nace en las entrañas que se mueven solo por amor…quizá por eso el último texto de este libro hace referencia a la pedagogía y la espiritualidad de las Casitas, quizá indicándonos la ruta de salida de nuestras confortabilidades, egoísmos e individualismos…
Fotos: Flavio Moresino