La elaboración de murales busca interacciones en públicos y espacios más allá de galerías, museos y lugares privados que si bien son de gran importancia en algunas dinámicas exhibitivas del arte, se distancian muchas veces de la relación artista, público, método, técnica y entorno social.
El movimiento muralista en Colombia explora de manera amplia el pensamiento desde las regiones y sus particularidades, los artistas ya no solo se piensan desde la acción personal, sino que interactúan de manera más consciente y consecuente con el lugar y la comunidad donde se realiza la obra. Esto ha permitido aprendizajes en las formas de hacer, integrando diversos estilos, técnicas y conceptos (pintura, grafitti, mosaico, barranquismo) y el reconocimiento por parte de la sociedad como acto de incidencia y transformación tanto mental como ambiental. Siendo entonces una herramienta de visibilización y movilización social que posibilita la acción, el intercambio, el dialogo y la expresión en la escena pública urbana y rural.
El muralismo en el Cauca ha jugado un papel clave a la hora de resignificar los espacios y los imaginarios. Una de las experiencias más significativas por la dimensión y el impacto ha sido la Minga de Muralistas del Pueblo Nasa en Toribío, Cauca. La primera versión fue realizada en el año 2013 donde artistas y comunidad decidieron mostrar su territorio más allá de los horrores de la guerra, convertir un escenario de violencia y confrontación, en un lugar para el arte. La segunda versión se realizó en el 2016 durante los diálogos de paz en La Habana, en ambas versiones contó con artistas locales, regionales, nacionales e internacionales y la participación solidaria de personas y organizaciones.
Estar en los dos momentos de la historia de Toribío nos permitió vivenciar el territorio con la presencia fratricida del conflicto, encontrarnos de frente con las terribles realidades cotidianas, bajo miedo, tensión y dolor producto de la guerra. En los murales se refleja la angustia, la lucha, la resistencia, así como elementos propios de su cultura y cosmovisión.
Por otro lado, los diálogos de paz permitieron que la segunda Minga de Muralistas se realizara en un ambiente muy distinto, la tranquilidad de quienes estaban y de quienes llegamos al territorio, sumado a las experiencias y aprendizajes de la primera minga, propiciaron un encuentro más cercano donde el enfoque fue más esperanzador, el conocimiento más profundo y la construcción mucho más participativa. Enfatizando de manera especial en el concepto de minga, se hizo una exaltación al devenir del pueblo Nasa, luchas, territorio, cultura, tradición.
Así como la Minga de Muralistas, se han construido y consolidado espacios de muralismo en Popayán, Cauca y regiones aledañas, que logran articular la experiencia estética, creativa a otros modos de percibir la vivencia social, comunitaria y participar activamente de ella.
Murales de construcción colectiva
La elaboración de murales participativos es un método que conlleva una serie de retos, que hace que el proceso sea tanto o más importante que el resultado, porque de ahí surgen los encuentros, los diálogos, las experiencias desde la propia voz de las personas participantes.
Esta labor del arte como herramienta de transformación social la realizamos desde hace varios años con diversas poblaciones, aportando a las luchas sociales y la educación popular en comunidades indígenas, afro, campesinas, víctimas de la violencia, organizaciones de mujeres, estudiantes, organizaciones sociales y comunidad en general, dentro y fuera del país, donde reivindicamos la importancia de las artes como una manera de hacer más cálidos y cercanos los intercambios y aprendizajes a través de la expresión, la palabra, el color, la imagen.
Se utiliza la metodología de aprender- haciendo, a través del diseño y construcción de los murales, despertando aptitudes y actitudes, propiciando nuevas formas de conocernos, entendernos y expresarnos.
Estos son algunos conceptos para abordar el trabajo de mural colectivo:
Minga, Lectura del territorio, dialogo de saberes, el individuo, el grupo, lo colectivo, intervención colectiva, evaluación, celebración, adaptabilidad metodológica, visibilización.
“La Minga”
Es una dinámica de trabajo comunitario y colaborativo, donde cada persona aporta su tiempo, su esfuerzo y su saber en función de un objetivo común. En ese sentido es costumbre y tradición en las comunidades indígenas caucanas convocar a la población a labores de aprestamiento, siembra o cosecha. La minga es un trabajo colectivo típico de las comunidades indígenas del Cauca, de los pueblos andinos, practicada también por campesinos de la región. Actualmente tiene sentido en espacios más amplios como los urbanos.
Lectura del territorio
Parte del acercamiento consciente, respetuoso, abierto y sensible a la comunidad, al entorno y su cosmovisión, para percibir las distintas relaciones que se tejen desde lo geográfico, social y cultural.
Diálogo de saberes
Propicia la interacción entre el pasado, el presente, la memoria, problemáticas, dificultades, esperanzas, sueños y la manera en que se siente y se expresa la vida.
El individuo
¿Qué me representa? ¿Cómo me represento? ¿Qué forma tiene mi cara? ¿Cómo es mi cuerpo? ¿De qué color es mi piel? ¿Qué significa esto? ¿Cómo me describo o describo una sensación? Al plantearse como individuo es necesario poner en diálogo lo subjetivo, verbalizar, exponer puntos de vista.
Los bocetos individuales sitúan sentimientos y anhelos. Esto se socializa generando diálogos que redundan en memorias, historias, anécdotas, experiencias y saberes en común.
El grupo
¿Qué nos representa? ¿Cómo nos representamos? ¿Qué forma tienen nuestros rostros? ¿Cómo son nuestros cuerpos? ¿De qué color es nuestra piel? ¿Qué significa esto? ¿Cómo nos describimos o describimos nuestras sensaciones? Esto Permite analizar ideas y conceptos subjetivos en relación al resto del grupo, nos identifica, nos reafirma o nos replantea y posibilita el diálogo desde elementos comunes y no comunes.
Lo colectivo
Es un proyecto grupal que resulta de los diálogos previos, una meta con la cual se identifican las personas de la comunidad, apela al sentir conjunto, ideales, sueños, esperanzas.
Intervención Colectiva
Es la acción de realizar el mural, después de haber dialogado sobre las ideas principales, haber acordado el diseño y la composición, aprendido sobre técnicas y conceptos básicos de muralismo, nos dedicamos a los trazos, la mezcla de colores y se distribuyen los roles. Personas que no tienen el hábito de dibujar o pintar, descubren que es posible hacerlo explorando sus nuevas habilidades. Algunos coordinan el aspecto general y apoyan el aspecto técnico y logístico, pero al final todos suman. El muro es el lugar donde cada quien aporta algo de manera colaborativa.
Evaluación
Una vez concluido el proceso y con la obra terminada se da inicio a una etapa en la que se analizan los problemas, los aciertos, y los aprendizajes, resultado de los diferentes momentos.
Celebración
Es el espacio para compartir e intercambiar con otras manifestaciones artísticas (danza, música, relatos, comidas) expresiones, ritualidad y saberes propios que se dan en cada comunidad. Un espacio para la manifestación de los afectos que celebran la vida.
Adaptabilidad metodológica
La metodología de los murales colectivos es algo que está en constante transformación de acuerdo a las circunstancias, posibilidades y limitaciones de cada lugar y en cada intervención. Cada encuentro busca aportar de forma sensible y expresiva a mundos más cálidos, cercanos e incluyentes.
Visibilización
La socialización y visibilización del proceso y resultado, así como de los participantes se realiza a través de diversos medios, incluyendo redes sociales. Esto crea vínculos y alianzas entre los diferentes grupos, muestra experiencias concretas que de manera lúdica y participativa podría aplicarse en otros contextos.
Arte y territorio
Cada persona y cada comunidad tiene en su imaginario una serie de construcciones, mediadas e influenciadas por su entorno, pero en mayor medida por los imaginarios que se imponen a través de los medios de comunicación y sus agendas comerciales, políticas, religiosas desde el poder, sin embargo, pese a esta enajenación, surgen diversas y fantásticas maneras de representación, gestadas desde sus experiencias, anécdotas e historias personales, familiares y grupales.
La auto-representación, pensar en palabras, sensaciones, imágenes que nos representan inicialmente en lo individual, nos da la posibilidad de ir a nuestra historia personal y reencontrarnos con eso que nos constituye. Renovar el valor de los sentidos y el recuerdo, para construir nuevos símbolos pasándolos por la memoria y por el cuerpo. La libertad que nos proporciona el hecho creativo de pensarnos y re –crearnos en algo que nos visualiza de manera simbólica.
Poner estos elementos en diálogo nos da como resultado una comprensión más cercana e integral del territorio: relaciones sociales y relaciones con la naturaleza; ayudando a construir los imaginarios propios, identificando, exaltando y visibilizando procesos de resistencia y de memoria desde las comunidades y desde el territorio. Aprendizajes que conducen a la construcción conjunta de mundos más diversos, solidarios e incluyentes.
La experiencia general del muralismo y en especial del muralismo comunitario como apuesta pedagógica, nos ha permitido trabajar tanto durante el conflicto como en el pos acuerdo, de la mano de quienes han sufrido las consecuencias de la guerra en aspectos como la resiliencia, la sanación y la recuperación del tejido social. El muralismo posibilita la reflexión crítica, indagar y abordar temas dolorosos durante el proceso y a través de la expresión, la sensibilidad y la valoración consiente de nuestra historia, nuestro territorio y de nosotros mismos, posibilitando la solidaridad y la esperanza desde el trabajo y el sueño colectivo.
Jorge Ramón Gómez
Artista Plástico
Colectivo Cultural Wipala